Esas elecciones anticipadas podrían favorecer la llegada al poder de Benjamín Netanyahu, reconocido por su posición de derecha y líder del principal partido de oposición. Netanyahu, líder del partido Likud que, según las encuestas de opinión estaba empatado con el gobernante Kadima, aprovechó la ocasión para introducir su plataforma electoral, diciendo que si lo eligen como premier buscará la paz con los vecinos pero no cederá las Alturas del Golán ni parte de Jerusalén para conseguirla.
Para esos días fueron creciendo los rumores de que la única opción era llamar a comicios ante la intransigencia en las demandas de los grupos que facilitaron la llegada al gobierno de Ehud Olmert en 2006, el que debía concluir en 2012. "Estoy harta de extorsiones", llegó a decir Tzipi Livni, cuando se había cumplido un poco más de un mes desde que Shimon Peres, como jefe de Estado, le encomendara formar un nuevo Ejecutivo tras la dimisión de Olmert. "Cuando es claro que todos y cada partido explota la ocasión para hacer reclamos que son económica y diplomáticamente ilegítimos, decido suspender las conversaciones e ir a elecciones", dijo este domingo en un comunicado.
Eso lo vimos en las coberturas de los medios pro sionistas, pero al revisar los medios alternativos, blogs en Internet, podíamos leer noticias y opiniones de analistas políticos que han relacionado a intervención militar israelí en Gaza con la cercanía de las elecciones legislativas de este país, incluso durante la intervención militar vimos como algunos países levantaron su voz de protesta ante la masacre que se estaba cometiendo, catalogándolo sin sentido por la misma razón de la búsqueda de resultados favorables por parte del gobierno, en las elecciones que se avecinaban. No es difícil analizar esto porque si estudiamos otros factores socio-políticos, según los datos del Party Manifest Project, los partidos políticos israelíes dedican, de media, un 13% del espacio de sus programas electorales a propuestas favorables a incrementar los recursos destinados a defensa. La atención que se dedica a la defensa nacional en período electoral en Israel responde a la profunda preocupación que sus ciudadanos muestran normalmente a estos temas. Los israelíes viven con el temor de una amenaza exterior y con la sensación de que sus respuestas no son suficientemente efectivas. Según una reciente encuesta del ISSP, Israel es junto con Rusia el país con mayor volumen de ciudadanos favorables a aumentos en el gasto militar (un 65%). Según esta encuesta la mayoría de los ciudadanos israelíes se sienten particularmente insatisfechos con la capacidad que tiene su país para afrontar las amenazas exteriores.
En realidad, la demanda de mayor gasto en defensa se concentra únicamente entre la comunidad judía, que representa algo más de tres cuartas partes de su población. La preferencia por el gasto militar es sensiblemente menor entre la minoría israelí de origen árabe, puesto que sólo el 24% considera que deberían destinarse más recursos a defensa.
Ante estos datos es difícil no estar de acuerdo con las voces que sugieren que esta intervención militar responde en parte a una necesidad de los partidos en el gobierno de demostrar en plena precampaña electoral su posición dura frente Hamas. La población estaba para ese momento con la decisión del gobierno de intervenir en Gaza. Una encuesta efectuada durante esos días por el Canal 10 de Israel aseguraba que el 81% de la población se mostraba favorable a la intervención. No parece osado pronosticar, pues, que si la intervención acababa de forma exitosa represente un impulso a la candidatura de Kadima, encabezada para entonces por la actual ministra de asuntos exteriores, Tzipi Livni.
ELECCIONES
Para el martes 10/02/09, se celebraron las elecciones generales del Estado Sionista de Israel, en donde fueron electos los miembros de su Parlamento (Knéset) y en consecuencia a los integrantes de su Gobierno, en especial al Primer Ministro. Los resultados otorgaron una estrecha ventaja al Kadima liderado por Tzipi Livni con 28 escaños, seguido por el Likud de Benjamín Netanyahu con 27. Debido a que ninguno de los dos partidos obtuvo una mayoría definitoria que le permita formar una coalición, la resolución la debió tomar el presidente Shimon Peres, quien escogió el partido y el líder para la tarea de formar gobierno y como Livni no pudo lograr consenso para formar gobierno, se le asigno a Benjamín Netanyahu dicha tarea, el cual gano mas fuerza cuando se le unió Liberman líder del partido Israel Beiteinu que obtuvo 16 bancas en el parlamento. Aun estamos atentos con la conformación de ese gobierno que se espera sea el mas radical y ultra derechista, nadie se atrevería a pronosticar el futuro de cómo sería este nuevo Estado Sionista, ni lo que le depararía a los árabes Palestinos, ya que por un lado la posición de Netanyahu es firme de no negociar nada con los Palestinos y la de Liberman es mas radical aún, se podría decir de liquidar totalmente a los Palestinos, en pocas palabras “Palestina sin Palestinos”.